viernes, 18 de febrero de 2022

Premonición


La mejor manera de canalizar mi vocación sacerdotal fue aquella hostia que me dio el Padre Damián en el mismísimo cielo de la boca. En un instante vi las estrellas y un halo de santidad, que luego resultó ser la lámpara de la enfermería. Aquella misma noche, mientras notaba cómo se hinchaba mi cara entera, me propuse hacer carrera en el clero hasta ser digno de repartir vocaciones a bofetada limpia.

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